Aficionada al baile, al canto, entrenadora de fútbol y una muy aplicada trabajadora del servicio de limpieza, doña Frida Vicente, se jubila tras 25 años de estar impregnando su alegría y vivacidad al campus verde.
Por Elena Belletich Ruiz. 17 diciembre, 2021.Doña Frida comenzó a trabajar en la Universidad de Piura en 1996. Estaba muy “asustadita” en la entrevista con doña Zoila Angulo (+), quien la acogió con cariño. Fue uno de esos días en los que había ido a la UDEP a pagar la pensión de su hija Geraldine, quien estudiaba Ingeniería.
Fue contratada de inmediato y comenzó a trabajar en el PAD-Escuela de Dirección que, por aquel entonces, funcionaba en lo que hoy es el edificio de Gobierno. Frida había llegado algunos años antes de Lima con el amor de su vida, Osmar Orlando, un piurano con quien, dice, “formó su nidito de amor” en el asentamiento Los Algarrobos.
Una alegre sobreviviente
Hoy, a sus 66 años, Frida es una sobreviviente del cáncer, con el cual lucha con fe, constancia y alegría desde el 2010; y, también, vive orgullosa de sus 7 hijos: Geraldine, Jackeline, Osmar, Fiorela, Josefina del Pilar, Jordan y Pamela (tres estudiaron en la UDEP); y de sus 12 nietos y 3 bisnietas.
“Frida es una persona muy alegre y cariñosa, preocupada por los demás, siempre dispuesta a trabajar y a hacer las cosas bien. A pesar de su enfermedad, siempre tiene una buena actitud y mantenía la alegría en el trabajo, al realizar sus labores cantando”, comenta Marycarmen Sotomayor, una de sus exjefas.
Muchos, en la universidad, hemos visto o sentido su alegría: en los pasillos, en las celebraciones navideñas donde nos deleitaba con sus cantos o bailes regionales, como huaynos u otros, en compañía de sus amigas del servicio de Limpieza, e inclusive vestía como una alegre Mamá Noela.
“Fue en Vive UDEP (2019), en la preparación de este, que disfruté de la alegría, energía y cariño que tanto caracterizan a la señora Frida. Con gran entusiasmo, y pese a las dificultades que atravesaba, fue pieza fundamental en cada ensayo. Siempre disfrutando, amable, siempre pendiente. ¡Gracias, por tanto, señora Frida!”, dice Ana María Cumpa, de la Facultad de Ingeniería.
Después del PAD, Frida estuvo 7 años en el Instituto Hidráulica, de donde también tiene muy buenos recuerdos. En adelante, Frida no ha dejado de recorrer todos los ambientes e instalaciones del campus, debido a su trabajo.
He dejado todo, con amor
“Con toda franqueza, en la universidad he dado y dejado todo con gran amor. La universidad me apoyó bastante cuando comenzó el cáncer; es una gran familia, mi segundo hogar. Me quedo con un recuerdo y sentimiento maravillosos”, dice emocionada. También valora mucho la “formación cristiana que nos han dado. Cada día iba aprendiendo un poquito más, y lo que aprendía lo enseñaba a mis hijos, lo llevaba a mi nidito de amor”.
“La universidad es un paraíso, con ese campus maravilloso, con tantas plantas y animalitos. Y, en medio de ese paraíso, la alegría de los alumnos se combina y completa el paisaje”. Más de una persona la ha visto corriendo con algodón y alcohol en mano, o llevando agua o un ‘pancito’ a algún estudiante que se sentía mal porque no había tomado desayuno. Y es que, a doña Frida, le gusta ayudar sin que la llamen.
Guarda muy gratos recuerdos de sus compañeras de trabajo, “como todos, cada uno tenemos nuestro carácter, nuestros ratos buenos y malos, pero nos llevamos bien; especialmente con mi grupo de compañeras: Melba y Guadalupe (quienes inclusive me visitan hasta hoy), Fátima, Irma, Martha, Jesús…”.
“Frida es una persona muy colaboradora, responsable, puntual y siempre estaba dispuesta a realizar su trabajo. Además, siempre estaba pendiente de sus hijos, de su esposo y nietos. Le deseo lo mejor en esta nueva etapa de su vida”, expresa la señora Bertha Márquez, su exjefa.
Una afición no oculta
Muchos no saben que la afición (casi una profesión) de Frida es ser jugadora y entrenadora de fútbol. Gracias a este deporte, años atrás ha recorrido varias ciudades del país. Actualmente, se alista para participar en el campeonato de padres de familia, en Los Algarrobos. Allí entrena a sus dos equipos: “Sport club niños del futuro” y el de “Jóvenes del futuro”.
Desde que llegó a Piura, hace 39 años, ha sido entrenadora y reina de las pataditas, sombreritos y pichanguitas. Nos cuenta con orgullo que, algunos de sus alumnos pasaron a Segunda división, desde el club Brillantes, Halcones y otros; o los llevaron a clubes importantes. También corrió el Eco Reto en la UDEP.
Entre tantas virtudes, a las que se suma su generosidad con los ancianitos de su barrio, Frida confiesa que tiene un defecto: “Nunca me ha gustado la cocina. Aunque por mi responsabilidad como esposa y madre siempre lo hice. Ahora, indica, cocina pura dieta.
Al despedirse, nos dice: “Espérenme. Cuando reabran el campus iré a verlos. ¡Nunca me voy a olvidar de ustedes!, y, si no me abren la puerta (dice bromeando) iré con mi equipo de fútbol y nos pondremos a jugar frente al portón, hasta abrirlo”. (Reímos).